«…Se emociona, llora. Pero no pasa nada. Es sólo eso. Está exteriorizando sus emociones. Lo preocupante es cuando no logra sacarlas fuera. Se acumulan en su interior y se enquistan. Las emociones van petrificándose y muriendo dentro de uno. Eso sí es terrible.(…) se trata no tanto de querer ayudarla como de desear curarte a ti mismo mientras la ayudas a curarse. Así es como funcionan aquí las cosas. En resumen, tienes que ser sincero. En el mundo exterior la gente no suele hablar con franqueza, ¿no es cierto?» Murakami, Tokio Blues
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